¿Qué hacer si creemos que tenemos depresión?

¿Qué hacer si creemos que tenemos depresión?

A pesar de presentar síntomas depresivos, muchas personas no reconocen la enfermedad, lo que supone un malestar general que puede influir a nivel laboral, familiar, hábitos de alimentación y del sueño, en las relaciones sexuales y en la vida en general.

El primer paso que debemos hacer si creemos que tenemos depresión es consultar con un profesional de la salud mental. La detección precoz de la depresión y un tratamiento eficaz, contribuyen al bienestar de la propia persona y a su calidad de vida.

¿A quién consultamos?

A veces existen dudas a cerca de quién debemos consultar en caso que nos sentamos deprimidos. “¿A un psiquiatra? ¿A un psicólogo?”.

El psiquiatra es médico especializado en la rama de psiquiatría, mientras que el psicólogo estudia permanentemente la carrera de psicología y posteriormente se especializa en psicología clínica. El objetivo del psicólogo es, mediante el uso de la palabra, técnicas y habilidades, ayudar a mejorar el malestar y los síntomas del paciente. A diferencia de éste, el psiquiatra recibe información específica y trata de evaluar fisiológicamente los síntomas, motivo por el que es el que receta medicación en caso necesario. Por lo tanto, la diferencia reside en el tratamiento y su enfoque.

¿Medicación? ¿Psicoterapia?

La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), hizo público en febrero de 2012 los resultados de un estudio sobre la atención en salud mental que se presta en España a las personas con ansiedad y depresión. El estudio, que lleva por título “Más psicoterapia y menos pastillas”, pretende lanzar la voz de alarma sobre la elevada prescripción de fármacos (antidepresivos y ansiolíticos) en nuestro país, a pesar de que “la opción más exitosa y la que debe aplicarse en primer lugar es la psicoterapia basada en determinadas técnicas eminentemente cognitivo-conductuales”, y para ello solicita más accesibilidad al tratamiento psicológico, más recursos destinados a este fin y una mayor concienciación social.

¿Cómo sé que tengo depresión?

Una de las dificultades de la depresión es que a veces se confunde con problemas cotidianos. La depresión varía según la persona, pero aún así existen unos rasgos comunes que nos permiten identificarla. Según el DSM IV-TR, manual de psiquiatría clínica, los criterios de la depresión son los siguientes:

Sentimientos de tristeza y vacío, falta de placer e interés en las actividades cotidianas, trastornos en el peso corporal y el apetito (aumento/disminución), insomnio o hipersomnia, agitación psicomotora, enlentecimiento psicomotor, fatiga o pérdida de energía, excesivos sentimientos de inutilidad y de culpa, falta de concentración, indecisión, temor a la muerte, ideación suicida e intentos de suicidio.

En concreto, para el diagnóstico de depresión se deben presentar 5 o más de los síntomas descritos durante 2 semanas; deterioro social, laboral o de otras áreas significativas; los síntomas no deben ser causados por efectos fisiológicos de alguna sustancia, como droga o medicamento, ni resultados de una enfermedad médica (hipotiroidismo); y tampoco ser causados por la presencia de un duelo (pérdida de un ser querido).

¿En qué consiste la terapia cognitivo-conductual?

Imaginemos un caso de una paciente que consulta a un psicólogo, al que le comenta que lleva aproximadamente diez años en un estado triste y desganado. Presenta insomnio, fatiga, falta de interés en las actividades cotidianas e ideas suicidas. El motivo de su consulta es que necesita apoyo y habilidades para poder afrontar su estado depresivo, porque ella sola ha visto que no puede afrontar la situación y le ha afectado a nivel laboral, personal y familiar.

El abordaje terapéutico desde el punto de vista cognitivo-conductual, consiste primero en hacer una evaluación previa de la situación, en la que se conozcan los datos personales de la paciente, el motivo de su consulta, la sintomatología que presenta (cognitiva, afectiva, fisiológica y conductual) y su historia personal y familiar. Posteriormente, se detallan las interpretaciones (cogniciones) de la paciente, las variables ambientales y personales, así como también sus expectativas, motivaciones, recursos y limitaciones.

Del mismo modo, se elabora un análisis funcional, en el que se define la conducta concreta y se hace hincapié en los antecedentes, las consecuencias, los pensamientos y los sentimientos. Es decir, el psicólogo cognitivo-conductual estudia los aspectos emocionales, cognitivos y conductuales que se asocian a la conducta problema.

A través del análisis funcional se han desarrollado algunas teorías que explican la depresión. Se sabe que en los trastornos emocionales existe una distorsión sistemática en el procesamiento de la información, que produce unos pensamientos irracionales que son la causa de la depresión. Según este modelo, la perturbación emocional depende del potencial de los individuos para percibir negativamente el ambiente y los acontecimientos que les rodean. Por este motivo, el psicólogo cognitivo-conductual ayuda a replantear los problemas de la paciente e interpretarlos de otro modo menos agresivo. Sus constructos o ideas necesitan replantearse de manera que cambie la visión de sus problemas.

Una alternativa: la psicología online

La psicología online es una alternativa para tratar trastornos específicos como la depresión, la ansiedad o fobias específicas, desde un enfoque cognitivo-conductual.

El psicoterapeuta es un psicólogo/a clínico especializado, cuyo seguimiento y tratamiento no difiere del habitual.

En ocasiones no es fácil afrontar un problema, por lo que la psicología online se proporciona para poder facilitar un tratamiento continuado, eficaz y confidencial a aquellas personas que, por motivos diversos, no pueden desplazarse a ninguna consulta.

Una detección precoz de la depresión y un tratamiento eficaz y regular enfocado al tratamiento de los síntomas depresivos, contribuyen al bienestar de la propia persona, cuya percepción subjetiva mejora al experimentar los beneficios de un buen tratamiento.

Identificando qué pensamientos y acciones influyen nuestros sentimientos podemos obtener una mayor gestión sobre nuestros sentimientos.

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