Introducción

El Ictus es una alteración, transitoria o permanente, que afecta al cerebro y que se produce por una alteración en la circulación de la sangre que puede provocar alteraciones focales y/o difusas de la función cerebral.

Esta enfermedad afecta entre 150/200 habitantes por cada 100.000 habitantes, siente la principal causa de incapacidad en gente adulta. Además, se espera que la incidencia se mantenga en los próximos años o incluso aumente.

Podemos diferenciar los ictus en función del fenomeno vascular que los ha ocasionado. Principalmente, se pueden distinguir dos tipos de ictus: isquémico y hemorrágico.

El Ictus isquémico es lo más frecuente de los dos (alrededor del 80%) y se producen por la oclusión de una arteria cerebral. En función del tiempo que el cerebro es vea expuesto a la reducción del flujo sanguíneo puede llegar a producir lesiones cerebrales irreversibles.

Por otro lado, el Ictus hemorrágico se dan cuando hay una rotura de un vaso sanguineo, hecho que compuerta consecuentemente un derrame de la sangre al parénquima cerebral.

Los factores de riesgo más comunes asociados a hemorragias cerebrales son:
• hipertensión arterial (principal factor de riesgo)
• diabetes
• consumo de alcohol
• patologías de la sangre
• uso de fármacos antociagulantes
• consumo de drogas

Las consecuentes alteraciones neuropsicológicas que puede sufrir una persona después de un ictus pueden tener una repercusión significativa en la funcionalidad de la persona y las actividades de su vida diaria. De este modo, se tiene que identificar, describir y cuantificar los déficits cognitivos, las alteraciones emocionales-conductuales y las capacidades que permanecen preservadas. Estas alteraciones dependerán de la localización de la lesión (sobre todo cuando se ha sufrido un ictus de tipo isquémico, puesto que cuando es de tipo hemorrágico las alteraciones acostumbran a ser más variables).

Rehabilitación neuropsicológica
El objetivo de la rehabilitación después de un ictus es reducir las alteraciones neurológicas en la mayor medida posible para conseguir la máxima autonomía, reintegración familiar y sociolaboral. Esta se tiene que empezar de manera precoz y mantenerse durando varías fases de la atención sociosanitaria.
Durante la rehabilitación sobre todo tenemos que tener en cuenta las técnicas de restauración, la modificación del entorno y las estrategias de compensación. Estas se combinan en función del proceso terapéutico del paciente, no obstante tienen un objetivo en común: incrementar el autonomía del individuo y su calidad de vida.

Por un lado, las técnicas de restauración intentan mejorar las diferentes alteraciones cognitivas realizando una actuación directa sobre estas, intentando mejorar la función deteriorada. Esta técnica parte de la estimulación y mejora de las funciones cognitivas alteradas a través del ejercicio y la práctica repetida a través de tareas analógicas o digitales.

Por otro lado, la modificación del entorno se tiene que poner en marcha cuando las alteraciones cognitivas limitan de manera significativa la relación de la persona con las exigencias del entorno. El objetivo de esta modificación es incrementar en medida del posible la autonomía personal, así como consecuentemente aumentar la capacidad funcional. Dentro de este modificación nos referimos al entorno físico y social, como por ejemplo: ordenar la ropa a los armarios, mantener la orden en los espacios cotidianos, tener un sistema adecuado de pago de facturas, utilizar estrategias de recuerdo por actividades concretas, elaborar recetas, etc.

Por último, las estrategias compensatorias se basan al enseñar y/o entrenar a la persona para utilizar estrategias alternativas que le permitan llevar a cabo las diferentes actividades de la vida diaria, evitando de este modo las dificultades que surgen de los déficits cognitivos. El objetivo es potenciar el uso de mecanismos alternativos o de las capacidades preservadas, encontrando medios diferentes en los utilizados previamente a la lesión. Dentro de estas estrategias, podemos encontrar: listas, horarios para organizar el tiempo, utilizar agendas para planificar y no olvidar tareas diarias,…

A tener en cuenta:
En el momento de planificar, poner en práctica y evaluar un programa de rehabilitación en personas con ictus se tienen que tener en cuenta algunos aspectos:
A nivel familiar, a pesar de que el principal protagonista es la persona que ha sufrido la *ictus, la familia también tiene un papel fundamental. Contar con la familia en el proceso de rehabilitación ayuda a afianzar el éxito del programa. El hecho de compartir con la persona que ha sufrido la ictus tantas horas, permite fomentar en este el uso de las estrategias compensatorias o actuar como control externo. No obstante, debido a que es una situación a la cual ninguna familia está preparada, se tiene que tener una buena cura también de este en torno a cuidadores.

 

Lecturas recomendadas:
El hombre que confundió a su mujer cono un sombrero. Olvier Sacks
Este libro comenta diferentes historias donde los protagonistas tienen afectaciones cognitivas. Escrito por un neurólogo donde intenta compartir sus experiencias clínicas en forma de cuentos.
Y después de un ictus ¿qué?. Julio Agredano
En este explican qué nos espera después de un ACV de manera sencilla y simplificada. Aporta consejos prácticos y frases motivadoras para enfrentar con actitud positiva, los cambios físicos, cognitivos y sociales que pueden darse.
Uno ataco de lucidez. Un viaje personal hacia la superación. Jill B. Taylor
Historia sobre un daño cerebral, donde explica todos los procesos por los cuales la persona va pasante. Desde los primeros síntomas antes del diagnóstico, etapas de luto y aceptación, rehabilitación física y cognitiva hasta la recuperación, lenta y progresiva.

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Laura López

Neuropsicóloga

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Raquel Garcia

Logopeda